Las Empleadas cholas no pueden ganar más

Conversando con una bióloga compañera de trabajo, me interrumpe la charla para rogarme que le consiga una señora para que trabaje en su casa. Lo primero que le pregunto es: ¿Cuánto le puedes pagar? Y me dice: claro que 120 soles al mes. ¿Cómo?.

Le digo pero ¿por qué ofreces tan poco?, y me responde “solo quiero para que cocine, limpie, barra, lave la ropa y cuide a mis hijos, ella no va dormir en mi casa, después de cenar se retiraría”. Entonces le dije: Por todo eso solo le darás cuatro soles por día, oye eres una explotadora. A lo que responde: A todas las empleadas de Iquitos se les paga así, pues el trabajo que realizan cuesta así.

A mi mente vinieron todas las cosas que me dijo que hiciera la futura “empleada del hogar” y me puse a pensar en que el trabajo iba ser arduo, y la remuneración es verdaderamente miserable. Pero en sí esa es la triste realidad de las llamadas “empleadas del hogar”, personas que al no tener otra opción laboral aceptan este miserable empleo. Aquí hay que mencionar que a la frase “cuanto tienes cuanto vales” se le debe añadir “cuanto eres”. Imagínense que puede hacer alguien ocupada 12 horas del día con 4 soles de ingresos diarios (1.3 dólares), que encima si vive lejos tiene que pagar pasaje, y ese monto disminuye. Esa empleada domestica que también muchas veces es madre de familia lo hace para llevarle algo a sus hijos. A esas pobres mujeres por tan poca remuneración a la vez están comprando su vida.


Considero que esa es una verdadera explotación a la gente de escasos recursos, pues el perfil de las personas que aceptan ese tipo de empleos son personas que viven en extrema pobreza, mayormente sin la educación básica y sin ninguna expectativa de vida. Y en Loreto hay miles de familias que veen en el trabajo de domestica la única opción de trabajo para sus hijas. Muchas familias las prefieren niñas, pues cuestan menos, las educan difícilmente pero ellas si tienen que soportar insultos, humillaciones y muchas veces violaciones sexuales. Hace años por ejemplo en una encuesta que se hizo en Lima en una universidad, indicaron que más del 30% de los varones se había iniciado sexualmente en sus empleadas del hogar, y ello había sido promovido por sus padres como parte de su crianza, en otros caso se hablaba que el acto sexual surgió por incitación y coqueteo de los jóvenes.

Este es un verdadero caso de esclavitud de este siglo, a fines del año pasado cierto sector de la población marchó en contra de la discriminación de las empleadas del hogar a usar las playas de Asia, esa fue una buena iniciativa, sin embargo hasta ahora no hemos aprendido el hecho de valorar el trabajo de esta población, que mayormente proviene de raíces autóctonas, por ello es que son considerados ciudadanas de segunda clase, seres que deben ser explotados. Lo que no entiendo es como la mayoría de personas de nuestra sociedad adinerada culta y democrática, no realiza la más mínima reflexión al respecto. Esa es un verdadero indicio de que en nuestros genes seguimos llevando rasgos de explotadores, choleros, y es un síntoma más del racismo que impera en e Perú. Esa es la podredumbre de la herencia española que hasta ahora no podemos erradicar de nosotros.

Muchos de nosotros nos horrorizamos por el trato de daba Arana a los indígenas del putumayo, sin embargo los empleos de empleada domestica, están notablemente aranizados.

Mi amiga para salvar la situación me dice: “Si se porta bien cocina rico, al tercer mes le pago 150 para que veas que soy buena gente”, y yo le digo: “Discúlpame que no te pueda ayudar pero lo considero un abuzo”.