De Lamas sus Museos
Sin querer encontré el contenido de un post, que a finales del 2006 pensaba poner en el blog. El contenido es el siguiente:
Por cuestiones laborales ando en San Martín, desde que bajé del avión de Wayra, no puedo negar la conexión que existe entre Tarapoto y mi querido Iquitos. Por algún motivo siento que estoy en la loma de mi barrio. Al fin puedo comprobar el alto parecido entre los loretanos y san martinenses.
Tarapoto no tiene rasgos evidentes del pasado de Iquitos, pues también es una ciudad relativamente nueva, desarrollada por el comercio gracias a su ubicación articuladora con toda la amazonía de selva baja.
Con mi compañero de viaje conversamos sobre los principales atractivos tarapotinos, y surge como punto obligado conocer, otra ciudad, la que denominan la capital folklórica de la amazonía, titulo dado a la pequeña Lamas. Desde mi época escolar en Rosa Agustina, tenia entendido que los orígenes de la fiesta de San Juan y Carnaval procedían de Lamas. Lo último que había escuchado hace unos años, era sobre un terremoto que casi destruye la ciudad.
Cogemos un carro, que por 5 soles nos traslada a Lamas en apenas 15 minutos. Al llegar un letrero la anuncia como la ciudad de los 3 pisos. Para sorpresa mía diviso a una chica de unos 20 años muy hermosa con cejas superpobladas. Le digo a Alberto que tenemos que comprar las piñas que justo una señora de a lado vende. Nunca antes había comido una piña tan rica como la piña lamista. Un señor que percibe mi satisfacción me dice que esa piña se exporta. En verdad solo por la chica prometí volver (aunque desde hace 2 días hecho mucho de menos a mi enamorada).
Por cuestiones laborales ando en San Martín, desde que bajé del avión de Wayra, no puedo negar la conexión que existe entre Tarapoto y mi querido Iquitos. Por algún motivo siento que estoy en la loma de mi barrio. Al fin puedo comprobar el alto parecido entre los loretanos y san martinenses.
Tarapoto no tiene rasgos evidentes del pasado de Iquitos, pues también es una ciudad relativamente nueva, desarrollada por el comercio gracias a su ubicación articuladora con toda la amazonía de selva baja.
Con mi compañero de viaje conversamos sobre los principales atractivos tarapotinos, y surge como punto obligado conocer, otra ciudad, la que denominan la capital folklórica de la amazonía, titulo dado a la pequeña Lamas. Desde mi época escolar en Rosa Agustina, tenia entendido que los orígenes de la fiesta de San Juan y Carnaval procedían de Lamas. Lo último que había escuchado hace unos años, era sobre un terremoto que casi destruye la ciudad.
Cogemos un carro, que por 5 soles nos traslada a Lamas en apenas 15 minutos. Al llegar un letrero la anuncia como la ciudad de los 3 pisos. Para sorpresa mía diviso a una chica de unos 20 años muy hermosa con cejas superpobladas. Le digo a Alberto que tenemos que comprar las piñas que justo una señora de a lado vende. Nunca antes había comido una piña tan rica como la piña lamista. Un señor que percibe mi satisfacción me dice que esa piña se exporta. En verdad solo por la chica prometí volver (aunque desde hace 2 días hecho mucho de menos a mi enamorada).
Ahora a conocer Lamas, primero vamos al mirador, desde allí se puede apreciar las casitas de barro de los nativos lamistos. En verdad ello me maravilla, es alucinante, es que es un verdadero barrio indígena funcionando en el presente, es como si regresamos al pasado y encontraramos las antiguas ciudades peruanas que tan famoso han hecho a nuestro país.
Salimos del mirador, bajamos un poco al llano. Pasa una señora lamista, con indumentaria de colores parecida al de las humishas, me pregunto, si realmente ellos deben ser los creadores del Carnaval. La señora me vee cámara en mano, y me dice que me permitirá tomarle foto si y solo si, le pago un sol (por cada foto).
Es precisamente que vemos un pequeño museo lamisto, por sólo 2 soles accedemos y en él podemos ver escenas de la vida tradicional de los lamistos, la fauna y símbolos misticos, muy ilustrativo. Salimos y encontramos otro también enfocado a las tradiciones lamistas, una casa sencilla, y en el un señor con algunos problemas para hablar nos sirve de guía, dándonos buenas explicaciones, lo que más me impresiona es la piel de una anaconda de casi 10 metros. Nos cobra 2 soles, pero la estancia en ese lugar vale mucho más. Encontramos otros 3 museos más.
En verdad lo que más me gustó de Lamas aparte de su cultura viva, son sus museos, pequeño pero muy ricos en contenidos y cordialidad. Lamas es una ciudad con menos de 20 mil personas. Y tiene inmensos elementos culturales esparcidos por todas partes. Estos 5 museos pertenecen al sector privado, pertenecen a familias que han adecuados sus hogares para generar ingresos, han convertidos sus salas y habitaciones en escenarios de representación de su cultura (ese modelo debería seguirse en todo el Perú, vivir de nuestro legado). Esa es un lección muy importante que me dieron estos pequeños empresarios lamistos. Por ejemplo Iquitos una ciudad que tiende a tener medio millón de habitantes, no tiene un solo museo funcionando como los de Lamas. Existe un denominado Museo Amazónico de propiedad estatal, hecha en una antigua casona cauchera, como casi todo en el estado, brilla por su descuido y abandono, es imposible allí aprender o persuadirse de algo, como en Lamas, sus trabajadores no saben nada del pasado iquiteñó, y no le dan mantenimiento. El otro museo es el municipal, que tenía especies de la biodiversidad, que también anda descuidado, y desde hace años no tiene sede propia. Eso es una verdadera vergüenza para nuestra ciudad. Se nota el nivel cultural de nuestras autoridades.
En verdad, nunca logré comprobar el grado de influencia de la cultura lamista en Iquitos, pero lo que si me di cuenta en está ciudad, es la gran capacidad para crear que tienen los lamistos. Ellos mismos tienen su propio universo. Alentado por lo que vi, salí de esa ciudad, en verdad muy sorprendido.
Lamas está dentro de mis destinos soñados, la próxima vez que vaya a San Martín voy a pasar por allí, que pena que aquel día solo pude estar 4 horas. Indudablemente volveré, quien sabe si hasta ese entonces aún pueda encontrar a la chica de las cejas pobladas, y deje la informática por mudarme allí a cultivar y exportar esas piñas tan sabrosas.
Labels: lamas, museo, san martin
1 Comments:
bueno ya salieron mas posts mi estimado haber sí estos nuevos también te los aprendes de memoria, ahí nos leemos , saludos y queda pendiente el bailecito. Qui buina
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