Friday, June 04, 2010

DEMOCRACIA ADULTERADA DEL PERU

Desde finales del siglo pasado, defender la “democracia” se ha convertido en un eslogan publicitario muy utilizado por gobiernos de turno y políticos para justificar y ocultar actos de mayor carga dictatorial.

Bajo el pretexto de defender la democracia se desaloja violentamente a manifestantes que exigen respeto a sus derechos y a sus tierras, bajo ese mismo pretexto se minimiza el sufrimiento de millones de indigentes peruanos, que sólo escuchan y sufren con el tan famoso crecimiento del país. El gobierno actual ha “humalisado” todo caso de desacuerdo, tanto ha crecido su miopía, que no puede ver manifestantes hambrientos y desahuciados, sólo correligionarios rivales.

Se va cumplir un año de los acontecimientos de Bagua, y por lo visto el gobierno no ha reflexionado al respecto, pues el proceso de entregar sus tierras sigue en pie, y los indígenas siguen teniendo la culpa de lo ocurrido. Alberto Pizango ya está en manos de la justicia aprista, por donde no pasó ninguno de los responsables del gobierno, que al final fueron los que dieron las ordenes que desencadenaron tal desgracia. Se enlutaron familias peruanas, por el lado de la policia y de los indígenas, y es en el gobierno que nadie pagará culpas. Lo que es una prueba más de lo útil que sigue siendo el “carnet” en pleno siglo XXI. Con el regreso de Alberto Pizango, se completó el rompecabezas ya llegó el pagador de las culpas. Este tipo de hechos es lo que confunde mis concepciones sobre la “democrácia”.

Pues desde hace diez años, ningún candidato logra mi simpatía. Nadie presenta ideas coherentes, ninguno es una persona respetable que genere confianza, y lo más preocupante es su afán maquiavélico para llegar al poder, y por lo que se valen de las más bajas artimañas para lograr el apoyo de los ciudadanos.

Hace unos años escuchaba hablar a un candidato a la Municipalidad Provincial de Loreto que indicaba que toda “inversión” debe generar “ganancia”, y una campaña política demanda una fuerte “inversión”. El asunto es que cuando un candidato gana lo primero que hace es recuperar lo invertido, para luego “apoyar” al grupo de correligionarios que durante meses lo acompañaron en la campaña, luego de eso recién se preocupan por lo que serán sus “ganancias”, todo ello abarca casi todo el periodo de gobierno, para al final invertir como locos en su reelección. Por eso se vee tanta obra de cemento cara y mal hecha. Así se pasan 4 o 5 años, y nuestras ciudades y nuestro país quedan prácticamente olvidados, y cuando salen a la luz estos procesos de recuperación de “inversión”, es que donde no se tiene frenos para actuar como dictadura. Esta es la verdadera incubadora de los problemas sociales. Acá es donde verdaderas dictaduras son cubiertas por nuestra mediocre “democracia”.

Lo que agrava el panorama es la presencia de “financistas”, que prácticamente hacen que muchos candidatos se conviertan en testaferros, cuando estos candidatos ganen aparte de la devolución del dinero, tendrá las preferencias para ganar las licitaciones del gobierno que financió. Existen casos en los que financian entre 2 o 3 candidatos postulando a un mismo cargo, y lo hacen a los que tienen mayores posibilidades de ganar, lo que asegura a estos financista su éxito económico. El candidato que no gane tendrá una deuda más acumulada para la siguiente campaña.


Con el dinero conseguido para la campaña, el candidato va a los sectores más desfavorecidos de las ciudades y pueblos, y con un buen grupo musical, un bidón de trago, algunos kilos de arroz y azúcar, logran persuadir a decenas de familias por sus votos. Y muchos ciudadanos también confundidos como yo sobre el concepto de “democracia” aceptan y apoyan la causa, sacando incluso frases como “Que robe pero deje obras” o, “Que robe pero ya gocé bailando”. Acá ya no importan las propuestas, ya no importa el debate, el verdadero afán de servir, la capacidad y experiencia, sólo importa la simpatía que se puede despertar, y que sean nuestros amigos. Por ejemplo Mirna y Salomón en campaña parchaban huequitos en vías como la Av. Quiñones, eran muy amigos de los electores, hoy después de varios años de gobierno, en Iquitos es común la basura y los huecos en las calles, como si fuéramos escenarios de alguna guerra. Salomón ya dejo de ser pata de todos, y a Mirna casi no se le ve.

Hasta ahora en ningún candidato a alguna municipalidad, peor al gobierno regional se le escucha propuestas coherentes. La mayoría de candidatos aún no aprende que “desarrollo” y “turismo” no es sinónimo de pistas, que en la actualidad ninguna gran economía se sostiene del uso de la tierra, y que los proyectos de envergadura como un tren debe ser analizados desde el punto de vista funcional, antes de parecer más un apasionamiento. A nadie le escucho hablar de un plan a largo plazo, donde dejemos de ser el patio trasero del país, adormecido por la falta de educación que en realidad somos hoy. En este último punto en donde sostengo lo que mencione anteriormente sobre que lo último que le interesan a nuestros candidatos es hacer algo por nuestra región y país, pues todo ”inversionista” busca al final su “ganancia”, y nuestro actual sistema democrático, permite ello.

Muchos ya me han preguntado que tendría que pasar para que me vuelva a interesar nuestro sistema democrático, y en realidad yo creo que no debería existir campaña política, y que se debe prohibir y descalificar a las personas que hagan proselitismo, que se prohíban las dádivas y todo lo que comprometa a personas con los candidatos de turno. Pues de aquí sale la gigantesca deuda que luego los ganadores tienen que pagar con fondos del gobierno. Pienso que deberían existir más requisitos para los candidatos, que ellos deben tener estudios sobre gestión pública y empresarial pues luego cometen cada exabrupto con su administración, e incluso sus funcionarios los manipulan. Luego de ellos todos los candidatos deberían tener espacio en los medios de comunicación, donde debatan sus ideas y muestren sus propuestas, todas ellas coherentes con los fondos que recibirán, y así evitar propuestas entupidas como el famoso puente sobre el río Nanay que nunca se realizó. Sólo allí las personas a las que realmente les interesen podrán elegir, no por que el candidato sea amigable, sino por lo que puede hacer para lograr el ansiado desarrollo.

Es nuestra realidad, tendré que seguir intentando entender lo que pasa en el Perú.


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