Monday, January 24, 2011

En memoria a Juliana

Jamás olvidare a la flaquita sonriente, que conocí en la secundaria cuando estudiaba en Rosa Agustina, a la que temía por ser mayor que yo, y que yo respetaba por ser la hermana de uno de mis patas del alma de aquel entonces.

Me dio la impresión que desde que me vio, me echo los ojos, y no paró hasta nuestro instante particular, donde éramos dos náufragos solitarios en un mar de bailarines.

Durante el año 96, en una de las fiestas pro-fondos de la promoción, se decidió a tenerme. No le importó el que dirán, ni la joda a su hermano, estaba decidida a todo, no le importaron mis dudas ni mi fidelidad a mi enamorada.

En aquel entonces yo tenía dos pies izquierdos, pero eso era lo de menos para sus fines, no se cansaba de sacarme a bailar. Nunca entenderé que habría visto en mí, quizás mi inocencia, o mi manerita recatada, algo le habrá llamado la atención.

No podré negar nunca que sentí alagado, quizás nunca haya hinchado el pecho tanto por tal tipo pretensión. Que pena que en aquel momento más pudo el amor que sentía por mi chica, que de un simple afán no pudo pasar.

Las 10 veces que luego conversamos fueron instantes especiales, no puedo creer que siempre me negué, teníamos todo para ser pareja, sin embargo más pudo el respeto a su hermano, mis locas maneras, mi inmadures y hasta mi machismo, pues me preocupaba tener a una mujer con la brújula en una relación.

Luego yo fui a estudiar a la universidad, supe poco de ella, me desconecté completamente, sin embargo hace dos años me enteré que se nos fue del mundo. Que una enfermedad relacionada su la cabeza se la llevó.

Aún recuerdo su sonrisa con su mirada coqueta hacia mí. A veces simplemente no lo puedo creer, ella estaba por entrar a trabajar en una institución de salud de Iquitos, sin embargo no pudo ser.

Sólo me queda recordarla dulcemente.

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