20 años luego de la captura de Abimael
Como si sólo hubieran pasado 5 años, recuerdo la noche de un fin de semana del 92 en
que fue capturado Abimael Guzmán. Apenas había entrado a estudiar la secundaria en Rosa Agustina. Esa noche se caracterizó
por constantes anuncios televisivos y por curiosidad de seguir cada segundo de
los programas dominicales. Eran otros tiempos, en Iquitos había apenas 4
canales que emitían programas de televisión, mis familiares habían salido, me encontraba sólo en casa.
Sendero Luminoso había convertido la vida del Perú en una película de terror, los
cochebombas eran tan frecuentes como las
lluvias en Iquitos. A Abimael desde fines de los 80 le habían puesto precio a
su cabeza, llego a costar un millon de soles, era el pez gordo. La primera vez que yo pregunté por él, consultaba a mi profesora de
sexto grado sobre el presidente “Gonzalo”, ya que había visto en Panorama,
sobre el trabajo de los senderistas en los ríos cuzqueños. En Loreto fuera del enfrentamiento de Lagunas, no se recuerda alguna otra intervención armada.
Recuerdo antes del 86
en un muro cerca de mi casa, habían unas pintas con frases como “No Votar,
desarrollar la guerra popular, PCP” o “Viva el Partido Comunista Peruano”. O el
asesinato de un profesor universitario a tres cuadras de mi casa, cuyos
asesinos dejaron un cartón atribuyendo a sendero tal crimen (nunca supe si fue
verdad). Era raro el hecho de que los terroristas siempre eran intelectuales
universitarios, es como si la inteligencia les había convertido en asesinos,
siempre ello fue algo curioso para mí.
En mi pubertad no tenía ninguna forma de entender sobre
terrorismo, en la secundaria si tuve la curiosidad de leer algo sobre
comunismo, marxismo y maoísmo, incluso tuve un profesor ya fallecido que me
comentaba sobre la prohibición de la tenencia de libros sobre comunismo. Yo entendí desde mi época infantil, que los libros nos servían para
aprender, no comprendía el cuestionamiento a los libros sobre marxismo, tampoco comprendía como es que mágicamente por leer un libro alguien se iba convertir en asesino. A finales de la
secundaria yo buscaba las respuestas en varios de mis profesores, incluso al
profesor de religión evangélica.
Un tiempo luego de la
captura presentaron en una jaula con uniforme de presidiario a Abimael, tenía lentes, barba semi blanca y mucha vehemencia, fue un
medio día célebre, él se puso a dar un discursos defendiendo sus ideas, un
grupo de periodistas se puso a cantar el hinmo nacional, tiempo luego saco un
mensaje retirándose de su lucha. Y luego
su historia no casi ha tenido momentos transcendentales, aunque en la
actualidad su organización más parece una banda delincuencial corriente, movida ya no por sus libros de marxismo, sino por el verde sustento procedente del narcotráfico. Aunque desde los 80s muchos sostienen que grupos como este siempre
han estado coludida con el narcotráfico.
Creo que la principal lección que nos ha dado la existencia
de sendero, es que mucha gente puede justificar en su exclusión y pobreza el
motivo por el cual puede delinquir libremente, un asesinato es un crimén, y no importa que sea por ideología o ambición, es un crímen y sólo ello, y si es hecho en el marco de una idología es aún peor, pues denota una enfermedad mental, lo más preocupante es que ahora están sacando leyes, para que muchos de los miembros antiguos de senderos pronto salgan libres, y ello complicará aún las este desorden nacional.
Algo que no construye nada en
este ya miserable país. Pasaron 20 años, y mucha gente ya no recuerda lo que
paso, sólo espero que nunca más existan nuevos abimaeles, ni la amnesia de la
población ni tampoco a alcaguetería de mucha gente que vive muy bien estándo
cerca del tema.
VIVA EL PERU CON SUS CULTURAS UNIDAS. NO A LA VIOLENCIA.